Relaciones Públicas: Los discursos de los candidatos "improbables"
Hay un chiste que recorre los mentideros políticos norteamericanos que dice:
Llevábamos tiempo escuchando que la política se había vuelto un espectáculo para la televisión y que estaba siendo dominada por los gurús de la comunicación y el marketing político. Sin embargo, hay tres abuelos que han competido a cara de perro por las nominaciones presidenciales de los dos grandes partidos norteamericanos: Hillary Clinton, Bernie Sanders y Donald Trump.
Y para más inri, hay una mujer entre ellos con serias posibilidades de convertirse en presidenta. (No, no es la de la foto. Es la mujer del candidato Trump, quien ha copiado extractos del discurso de la esposa de Obama).
Es decir, en ningún caso se trata de candidatos "florero", de personajes sin sustancia, que se mueven más por el vaivén de las encuestas que por ideas, planes y programas planificadas por un equipo. Es más, hay uno que es políticamente incorrecto, una mujer que dicen que es poco carismática y un tercero que se ha llamado a sí mismo "socialista" cuando en EEUU ser "liberal" (algo así como socialdemócrata en Europa) era sinónimo de algo malo.
Pero son sus discursos, el modelo de país que exponen, sus promesas (posibles o no, criticables o no), las que están moviendo al electorado.
Si en España todos los sondeos erraron en sus predicciones sobre los resultados de las pasadas elecciones y aún pasan los días en los que aún se intenta explicar lo sucedido, en EEUU el mundo asiste sorprendido a la lucha de una serie de candidatos improbables en unas elecciones en las que pocos esperaban que por lo menos dos de ellos llegaran hasta aquí.
Y es que las palabras, las ideas, la confrontación dialéctica... siguen importando.
Las relaciones públicas, un buen discurso, las campañas de "grassroots" correctamente planteadas y llevadas a cabo parece que está funcionando mejor que las ocurrencias de moda.
El big data es una gran herramienta, las redes sociales ayudan a impactar, pero parece que el fondo, las ideas, el discurso seduce, convence, moviliza.